Muchas son las familias que nos consultan qué podemos hacer para cambiar la situación actual en la que nos encontramos y que nuestros hijos no pierdan sus derechos y su dignidad.
Para empezar tenemos que tener clara la respuesta a esta pregunta que es la pregunta:
¿DE QUIÉN ES EL DERECHO A LA EDUCACIÓN INCLUSIVA?:
“Las responsabilidades de los padres están subordinadas a los derechos del niño.”
“Comentario General nº4 (2016), Artículo 24. Derecho a la educación inclusiva”, Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Si tenemos clara la respuesta estamos obligados a hacer esta revolución justa pues es nuestra responsabilidad:
Tenemos y debemos seguir gritando para ser la voz de nuestros hijos y liberarnos de esta opresión pues el silencio nos ahoga.
Tenemos que perder el miedo al qué dirán, a la administración con sus funcionarios… miedo que nos atenaza y hace esclavos.
Tenemos que salir de la falsa zona de confort a la que nos acostumbramos para no tener problemas.
Tenemos que actuar siempre con compromiso y sin desfallecer hasta el final.
Tenemos que perseverar y ser firmes ante las muchas dificultades que se nos presentan.
Tenemos que luchar, denunciar y resistir para conseguir el derecho, la dignidad y la libertad.
Tenemos que llegar siempre hasta el final.
Tenemos que seguir, seguimos y seguiremos pues la inclusión es un proyecto de vida que nunca se termina y que a todos nos atañe.
Nos sobran los motivos para luchar y resistir, para defender los derechos y la dignidad. Fundamentalmente depende de nosotros y no de los demás.
Ante la segregación y la exclusión educativa y social nuestra familia optó por la educación en casa con apoyos externos pues creemos que es la mejor senda, camino siempre complicado y difícil que no admite titubeos pero que merece la pena.
Todas las familias, todas, merecen nuestro respeto pues el camino transitado es único. Cada vez es más difícil escudarse en la ignorancia, sé valiente.
Concluyo con dos citas que siempre llevo grabadas:
“Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado”. Emiliano Zapata.
“Ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar”. Marcelino Camacho.
Seguimos…
Alejandro Calleja, padre de Rubén.