PAÑALES

Esa tarde previa a la veda electoral, el sol caía a pleno sobre mi cabeza.
Debía recorrer las casas de varias personas con hijos con diversidad, viejos compañeros de distintas luchas por los derechos de nuestros gurises, raramente ganadas, orgullosamente nunca abandonadas …
Sobre el final de la siesta salí con mi hija, mi morral cargado de balotas, sueños y sudor.
Los ranchos de lata, cachete y cartón se iban abriendo a nuestro rodar entre los estrechos caminos entre las alcantarillas de agua turbia, cantarina y contaminada, que tan vistosas son para los turistas y que por un momento se volvían frescas a la sombra de los altos árboles que bordeaban las pequeñas y maltrechas calles de ripio y arena…
Llegué hasta el humildísimo hogar de Slavinsky, obrero de un molino de la zona, despedido hace años, desocupado, con un hijo de trece años paralítico cerebral, espástico, profundo, una hija de quince, (que ya había abandonado los estudios en el séptimo grado y estaba empleada en casa de familia) y la mujer, sorda casi total, encerrada en su casa, diagnosticada como fóbica social.
Una casa que he visitado tantas veces, que conozco, que me duele cada vez más, la casa de un hombre y una mujer que alguna vez soñaron otro futuro para esos dos hijos y para ellos mismos, en ella: la mugre, la suciedad acumulada, el piso de tierra sin regar ni barrer, el olor aquel de la ropa secada en el cuerpo, de la meada, de la mierda, el abandono, lo que queda cuando ya no hay nada que perder ni nada que sostener, ni nada de toda nada-esperanza, nada-dignidad, nada-trabajo, nada.
La mujer estaba sola con su hijo arrastrándose por el piso de tierra. Sus uñas crecidas e inmensas arañaban la superficie y se iba alimentando de lo que sacaba: tierra. Estaba comiendo tierra bajo los ojos ausentes de la madre.
La mirada del niño no dejaba de mostrarme, en el fondo, la luz de la razón, de alguna manera seguía estando presente, sin lenguaje, sin comunicación ni rehabilitación, sin estimulación ni atención, yo seguía viendo en la mirada del niño, la luz de la razón. De qué razón? La de la Vida, evidenemente.
Una luz que otros no verán nunca, nunca jamás.
La mujer se acercó hasta nosotras y besó a Violeta. Sentí que el corazón de mi pueblo estaba besando a mi hija.
Hablé con Juana, le expliqué de las elecciones, ella abría su boca, morada de tan morena, bajo el sol que caía a pique sobre su cabello negro, indio, viejo prematuramente.
Casi como a su hijo o a mi hija, un hilo de baba parecía que en cualquier momento caería de sus labios.
Le expliqué de la importancia de que las cosas cambiaran para ella, para su hombre, para sus hijos, para todos los hijos, le expliqué por milésima vez el derecho. Hablé claro, alto, mirándola directamente a sus ojos y casi gesticulando cada palabra para que su sordera no nos impidiera la comunicación. Hablé y hablé …
Yo le entregué las dos balotas y sosteniendo su mirada le dije: – Juana, si necesita más, por favor que Slavinsky me avise y le mando con Facundo … ¿me entendió? –
– Sí – respondió y pronunció a continuación una sola palabra, casi gutural el sonido, que se estrelló contra mi frente y se estampó en el claro cielo y en el camino de ripio, y retumbó en los montes cercanos y se perdió entre pájaros que cantaban:
– PAÑALES … –
Miré el fondo de esos ojos, supe que no había ningún pensamiento en ellos más que ése: PAÑALES …
Pañales que podían ser comida, pasajes, medicación, prótesis, veinte pesos, un vale de cerveza, cualquier cosa de todas las que se repartieron entre ese día y los días siguientes y el mismo domingo de las elecciones.
Pañales … símbolo de todo aquello que le faltó en su vida a la Juana …
Bajé mis ojos con vergüenza ajena. Había sembrado en el mar y en ese momento supe que de nada había servido.
– PAÑALES – repetí y me fui con mi hija, empujando despacio su silla de ruedas entre el pedregal.
Algo se había quebrado del todo en mi interior y nunca jamás volví a votar en las elecciones democráticas de esta hermosa y gloriosa Nación que nos ampara.

Me gustaría comentarles que Ana y “el Felipe”, como a ella le gusta llamarlo, nacieron “casi” juntos, un 13 de Marzo del año 1965 y digo “casi” porque imagino que es una gran coincidencia, si las hay, pero no creo que haya sido a la misma hora. La vida y el tiempo hicieron que se re-encontraran y de allí en más nunca se separaron. Lo que hace el amor…

Ana María Martinez y Felipe Nicolau

¿Os imagináis?

¿Os imagináis que unos padres se negaran a aceptar que su hijo tiene una pierna rota y lo obligaran a caminar sin escayola ni antibióticos? O que tuviera cáncer y se negaran a aceptarlo diciendo que está sano y se va a curar con el tiempo, no dándole tratamiento? ¿Que ocurriría en un caso así? Pues asuntos sociales intervendría y les quitarían la patria potestad para asegurar su intervención y curación. Si en el anterior ejemplo lo que le ocurre al niño es que tiene un trastorno del desarrollo, sea el que sea, el padre y la madre pueden negarse a aceptar la realidad, no llevar a su hijo a atención temprana, escolarizarlo sin decir las dificultades que tiene y hacer una completa negación dejando años a su hijo sin intervención, perdiendo de forma irrecuperable e irreversible su desarrollo en sus primeros años y no pasa nada de nada. Eso sí, si por el contrario la familia lucha porque su hijo reciba lo que merece y necesita, se convierte en una familia incómoda y egoista a nivel social e institucional. Es como si las familias que lucharan por curar la pierna a sus hijos fueran egoístas o utópicas por querer recuperar una pierna que ya está “perdida”, y nunca va a ser igual de buena y productiva que las piernas que nunca se han roto. Socialmente se acepta que los niños con trastornos del desarrollo no se intervengan, no se les reconozcan sus derechos y se dejan sin hacer nada, esperando que “se les pase” por arte de magia,o argumentando que no merece la pena el esfuerzo ni el gasto, condenando a sus hijos a un futuro mucho peor del que les corresponde. Podemos entender el proceso de duelo y negación de las familias, pero no la dejación de funciones de la administración y la indolencia e hipocresía de la sociedad que protege sólo a unos que “lo merecen” frente a los que “no lo merecen”.

Eva Reduello

Personas

Acerca del género, ese constructo en deconstrucción.

Cuando nací me asignaron una identidad, como hacen con cada persona que nace, se me asignó un sexo
pese a que era sólo un feto neonato, a penas recién expulsado del útero al mundo, y ya pensaban en que mi genitalidad definiera el resto de mi vida.

Si lo pensásemos así, fríamente, de un modo tan clínico, científico, médico, es una aberración, es
terrible, estamos condicionando en cuestión de segundos la vida completa y entera de esa persona que a duras penas trata de respirar a través del llanto. Quizá todavía en unión a su
alma mater por medio del cordón umbilical.

¿Cambiar eso es posible?

No, quizá eso no sea posible, todavía no existe una conciencia tan sumamente desarrollada en la sociedad
humana como para vernos como almas, como espíritus, con un cuerpo, pero no al revés. No somos cuerpos, con un alma o espíritu.

Bueno, bien, aceptemos que se asigna una identidad y aplicamos el Artículo 30 del Código Civil, que
dictamina que para los efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto que tuviere figura humana y viviere 24 horas enteramente desprendido del seno materno, porque así lo determina la legislación vigente. Por ende, somos personas. Eso es lo que somos y es
a lo que deberíamos aspirar a ser, personas.

Luego, con el tiempo, sí es cierto que existen algunas diferencias entre personas con genitalidad

externa y con genitalidad interna. Pero eso es luego, mucho tiempo después, antes hay que hacer un repaso a las teorías del desarrollo y la psicología del desarrollo que tantos pensadores, teóricos y filósofos, psicólogos, médicos, etc. han descrito de tantas
formas y maneras. Me refiero a los clásicos Sigmund Freud, Jean Piaget, Lev Vygotsky, Erik Erikson, Bandura, Stanley Hall, Skinner, Alfred Binet, Abraham Maslow, Charlotte Bühler, Baltes, Smith y Lipsit.

Pero todas estas personas han teorizado siempre, en mayor o menor medida, desde la influencia social
y ambiental del desarrollo, y Simone de Beauvoir
fue quien nos descubrió aquello de que nacer no era suficiente, había que hacerse. Lo dijo de otro modo pero así se entiende mejor a qué me voy a referir. Lo del género y sus componentes, expresiones, características, cualidades, etc. lo construimos entre
toda la sociedad, y lo perpetuamos generación tras generación. No es absolutamente aceptable, es más, debería decir que es absolutamente inaceptable que en pleno S-XXI, en 2018, sigamos atribuyendo el rosa al género femenino. Y que esperemos que a TODAS las
niñas a las que hemos asignado esa identidad, un nombre femenino, les inculquemos que su color favorito es el rosa. Y que el azul es “de niños”…

Ana Torres Jack nos mataría, nos molería a palos, y de hecho esta autora gallega ha publicado a finales
de 2016 un libro en la Editorial Galaxia, en gallego, titulado “Máis aló do azul e do rosa” (ISBN 9788491510208) pero no ha calado. Mira tú por dónde. Y me parece demoledor, desmoralizador. ¿Hasta cuándo hay que esperar, hasta dónde hay que llegar?

Podría hacer una lista de estereotipos de género, como la perforación del lóbulo del pabellón auditivo,
la longitud del cabello, sólo por empezar por alguna parte, pero no me voy a parar en eso. Tan sólo comentaré lo duro que fue cuando allá por 1998 una de mis hermanas mayores, en una etapa de búsqueda de mi propia luz en la que mantuve una relación afectiva
con un chico, me dijo que no contase con conocer a mis sobrinos para evitar contagiarles. Desde entonces sólo el sobrino de una de mis mejores amigas ha sido lo más parecido a un sobrino que he conocido, pero ¡ay! Que lo he tenido que conocer a escondidas
de los padres, porque como (ahora hablo ya de la segunda década del S-XXI) yo había reasignado mi identidad… no fuera a ser.

Como dije al principio, al nacer me asignaron una identidad, masculina, y me vais a perdonar la expresión,

pero es que viene clavada, que ni pintada, y eso que a mí no me gusta nada usar lenguaje vulgar:

– Tuve que socializar, desarrollarme, crecer, como un niño… ¡por cojones!

Sí, porque de nada sirvió que a los 6 años la primera palabra que escribí fuera un nombre de pila
femenino. Se me reprendió y se me dijo que no podía usar ese nombre, que era de niña y yo era un niño. ¿Qué iban a saber esas personas que no vivían en mi interior? Pues no lo sé, pero decidieron que tenía que obedecerles y acabaron convenciéndome (no de que
yo no fuera un alma femenina)… pero dejé de decirlo y asumí los roles que me inculcaban, en la medida en que podía, claro. Porque de ninguna forma o manera yo era un Ser masculino, así que el despropósito estaba servido. Dejaré esa parte de los traumas,
el drama, etc. para otra ocasión pero podéis echarle imaginación y daros cuenta de lo duro y crudo que fue.

Ahora, eso sí, no sin tiempo, hace 4 años que reasigné mi identidad, he intoxicado mi cuerpo con
hormonas químicas y he sometido al mismo a cirugías quirúrgicas, y mi documentación ha sido rectificada, incluyendo la Partida Bautismal. Para más INRI.

Sólo un detalle, que los efectos de todo este proceso en mi aspecto físico, de cara a los estereotipos
sociales del patrón de lo femenino y masculino no han sido todo lo guays que el mundo hubiera deseado. Quizá incluso yo, pero mira, día a día voy viendo en el espejo que soy una PERSONA mágica, tengo rasgos tan neutros y ambiguos que puedo pasar por azul,
o por rosa, incluso por verde, como un perro raro… jejejeje Y me gusta, soy feliz siendo una persona diversa.

Comentaba recientemente con una profesora de mi instituto que hay un patrón de género en las profesiones
y, por tanto, eso se traslada a las matrículas de los ciclos de formación profesional y vemos más afluencia de un género en determinadas ramas y titulaciones.

En la rama sanitaria y de servicios a la comunidad, como Técnico de Atención a Personas en Situación
de Dependencia, el volumen de mujeres es notablemente superior al de varones. Algo que se combina con la diversidad cultural y de nacionalidades de dichos ciclos, por ejemplo, en el citado CMFP de TAPSD. Donde en los últimos tres cursos académicos ha sido
notable la presencia de mujeres de origen peruano, venezolano, brasileño, y de otras procedencias, como Rumanía. Por mencionar tan sólo algunos ejemplos.

Está muy arraigado que el envejecimiento de las personas mayores y la presencia de personas en situación
de dependencia en los hogares siempre lastra la vida de la mujer, mientras que el varón parece destinado por una cuestión de roles estereotipados, o de raices culturales, a seguir con su carrera profesional y su vida laboral, sin que se vea perturbada en lo
más mínimo.

Esta cuestión cala en la población inmigrante y surjen las búsquedas de “chicas” para el cuidado
y la atención domiciliaria de estas personas mayores, de personas enfermas, o con situaciones de dependencia. Su cuidado es la puerta de estas personas inmigrantes al mercado laboral y para capacitarse acuden a los institutos de FP a estudiar los ciclos de Cuidados
Auxiliares de Enfermería, o el de Atención a Personas en Situación de Dependencia.

¿Qué se extrapola de esta observación? Que se perpetúa año tras año el rol de cuidadora y la atención
“maternal” de la mujer como herramienta que justifica los roles de género en la sociedad. Es la hora de deconstruir el constructo de género.

Beni Lago

El vecino de mi mamá antes escuchaba cumbia en Navidad

El vecino de mi mamá
antes escuchaba cumbia en Navidad,
empezaban temprano con la radio
el fuego, las risas
los limones pal pollo
y que quien se olvidó el pan,
la tardecita era indicada
por las peleas para bañarse
y los primeros petardos
y a la noche más alta la música,
más fuerte los sapucay
mas motivos para el brindis.
El vecino de mi mamá
antes escuchaba cumbia en Navidad,
ahora no escucha nada,
con 4 tiros un hombre
le mató a la hija,
crimen pasional dijeron,
él ahora cría a su nieto
y no se ríe más …

4 tiros mataron la navidad en el barrio
y a los lejos y con vergüenza
suena en la radio una canción
que no sirve ni pa bailar.

Marianela Saavedra

La analogía del romanticismo

La policía no tiene metáforas
la gendarmería tampoco
si los mandan a odiarte
lo harán al pie de la letra
y si los mandan a matar
no habrá inocencia que los detenga,
un presidente no tiene metáforas
si dice que se termina la pobreza
es que extermina a les pobres…
no tienen metáfora los jueces
ni los curas, ni las leyes del comercio
ni las mesas de exámenes en marzo
ni los precios de las cosas dulces,
no tiene metáfora una botella de vino vacía
una panza que no accede el pan
unx trabajadorx sin trabajo
una boca sin el beso que desea …
entonces ¿de que forma contamos
la realidad desde otra realidad
que se parezca a la verdad que merecemos?
quizás el pueblo que resiste
sea la única metáfora
quizas los que luchamos
seamos la analogía del romanticismo
con el que no se mueren estas ganas
de vivir justamente y en libertad.

Quizás un viejo anárquico y rebelde
sea la metáfora de nuestro deseo
de entenderlo todo y cambiar.

Quizás la anarquía
es la única metáfora posible
en esta realidad.

Marianela Saavedra

Llegaremos a tiempo…

Llegaremos a tiempo…
Si te anclaran las alas, en el muelle del viento.
Yo te esperó un segundo, en la orilla del tiempo.
Llegarás cuando vayas más allá del intento.
Llegaremos a tiempo.
Llegaremos a tiempo.
Si te abrazan las paredes, desabrocha el corazón.
No permitas que te anuden la respiración
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión.
Que la vida son dos trazos y un borrón…
Tengo miedo que se rompa la esperanza.
Que la libertad se quede sin alas.
Tengo miedo que haya un día sin mañana.
Tengo miedo de que el miedo te eche un pulso y pueda más.
No te rindas, no te sientes a esperar.
Si robarán el mapa del país de los sueños.
Siempre queda el camino que te late por dentro.
Si te caes te levantas, si te arrimas te espero.

Llegaremos a tiempo.
Llegaremos a tiempo.
Mejor lento que parado, desabrocha el corazón.
No permitas que te anuden la imaginación.
Solo pueden contigo.
Si te acabas rindiendo.
Si disparan por fuera y te matan por dentro.
Llegaremos a tiempo.
Llegaremos a tiempo.

✊💜

Noelia Zabala

Quédate con quien logre ver tu alma

ATENCIÓN
Cuando te catalogan por la ropa que llevas puesta
Cuando te llaman por tu color de piel
Cuando se alejan porque les da miedo tus intereses sexuales
Cuando te critican porque sos raro
Cuando en vez de usar tu nombre te llaman por tu nacionalidad
Cuando alguien se ofende por opinar políticamente diferente
Cuando anteponen tu diagnostico y no saben que sos mucho mas que eso
Cuando se refieren a vos por tu religión
Cuando no se quieren juntar con vos porque le da vergüenza tu celular, tus zapatillas y creen que sos lo que tenes.
Cuando te evalúan por lo que Ven y no por lo que Sos.

Recorda que no todo lo que brilla es oro y que las apariencias por lo general engañan.
Que No te prejuzguen, que no te diagnostiquen, que no te cataloguen, ni te pongan techos ni candados, que no te limiten, discapaciten, ignoren, o destraten.
Basta ya con que armen hipótesis de vos sin saberte ni conocerte de verdad. Y quien se deja llevar por lo que dirán, o lo que piensa la mayoría, créeme mejor que deje la vacante libre.
Quédate con quien logre ver tu alma. Lo demás es de utileria.

Celeste Campano

Viaje hacia los sueños

Este fin de semana estuvimos en A Coruña personas que llevábamos tiempo queriéndonos encontrar.
A través de las redes, ya hacía tiempo que, nos conocíamos pero nos quedaba este viaje para que el lazo que nos une sea prácticamente inquebrantable.
Intentar describir con palabras lo que vivimos y sentimos es una tarea imposible pues los sentimientos están, permanecen y nos atraviesan.
El encuentro ya tuvo un comienzo electrizante pues el punto de partida nos sirvió para ver la obra de teatro Cáscaras vacías, una historia de exterminio que “civilizadamente” hoy practicamos. Tuvimos la inmensa fortuna de departir con los actores protagonistas de esta obra. Sin palabras nos quedamos…
Reencontrarnos, encontrarnos y desvirtualizarnos es la mejor de las curas para las heridas del cuerpo, pero sobre todo, para las cicatrices del alma que solo sanan con el abrazo sincero, la escucha atenta, el respeto y las palabras adecuadas.

Imagen de Paula Verde

Los que viajamos a Galicia, tierra de esperanza y sueños, desde otras comunidades nos sentimos como en casa, en familia, esa familia externa que escogemos y queremos.
Carmen Saavedra nos cuidó, ilustró y mostró A Coruña desde una perspectiva distinta.
Paula Verde hizo fotografías con esa mirada única que solo ella sabe captar.
M. Luisa y Concha con su elegancia, experiencia, sensibilidad y sabiduría nos enseñan los difíciles caminos de la vida.
Sandra y Susana (Sue) con esa complicidad que da la mirada limpia y el corazón abierto.
M. José, nuestra compañera de viaje, conoció nuestra familia desde dentro y lugares que prometen próximas visitas.
Susana Fajardo, Fidel, María, Marta, Sonia, Carlos… no queríamos que acabasen estos días y estos momentos únicos.
Agradecer siempre a mi compañera Lucía por ser punto, contrapunto, referencia y equilibrio.
Cada vez, sin duda, queda menos para otro encuentro.
Mientras tanto, seguimos…

Alejandro Calleja.

Me enseñó a creer en los sueños…

Y llegó a mi vida un niño de ojos grandes y pelo negro….
Y zarandeó toda mi vida.
Y sacó de mí la fuerza que pensaba que no tenía….y quebrantó muchos pensamientos que creía verdaderos.
Y me hizo desaprender para volver a aprender….
Me enseñó a cuestionar realidades impuestas….
Me enseñó a creer en los sueños, a perseguirlos y disfrutar de ellos.
Aprendí a quererme, a creer en mí….a realizarme como persona, como madre, amiga,compañera….
Y me enseñó el camino de la escucha, de la lucha, de la justicia y de los derechos….
Me llevó hacia personas maravillosas….
Todo esto me ha hecho vivir Raúl….esto y mucho más.
No hay ni un sólo día que no me haga feliz, ni uno….
Creo que es la persona que más me demuestra su amor incondicional.Lo demuestra y me lo dice….
Tener a Raúl ha sido esa luz que cada día necesitaríamos tener para vivir…

Gracias a él cada día crecemos y le hemos podido transmitir a Lucía, su hermana, esa mirada…..esa que destruye prejuicios y mira de frente, sin miedos, con amor, respeto y dignidad a la diversidad de personas…..

¡¡¡Dedicado a todos los hijos del mundo que cambian miradas!!!

Carmen Moreno