Hace 20 años

Hola Rubén, te escribo para contarte lo que llevamos practicando estos increíbles 20 años.
Ahora en agosto, hace 20 años, llegaste a nuestras vidas y nos sorprendiste pues el manual que creíamos saber con la experiencia de tu hermano se nos quedó pequeño ante la nueva realidad de tu presencia.
Supimos desde el principio el gran reto que íbamos a vivir pues decidimos que no fueses alguien “especial” para la sociedad sino una persona con derechos y dignidad, como todos.
Hemos pasado por multitud de retos, desafíos y experiencias que nos han reafirmado en nuestro primer pensamiento. No ha sido, ni es, ni será fácil pero tú eres la llave maestra que abre las puertas y la catapulta que derriba los muros mentales y sociales.
Nos has enseñado a creer en ti, a caer y levantarnos siempre, a no desfallecer ante todas las adversidades, a conocer personas maravillosas, a vivir y disfrutar cada día, a no deshumanizarnos, a que después de toda tormenta llega la calma, a seguir…
Gracias por ser y estar.

P.D.: Alejandro Calleja, padre inclusivo y diverso, que tiene la fortuna de convivir y aprender de su hijo Rubén.
Seguimos…

Luchar

Están los que usan siempre la misma ropa,
los que llevan amuletos,
los que hacen promesas,
los que imploran mirando al cielo,
los que creen en supersticiones…

Pero también están los que siguen
corriendo cuando les tiemblan las piernas,
los que siguen jugando cuando se les acaba el aire,
los que siguen luchando cuando todo parece perdido,
como si cada vez fuera la última vez,
convencidos de que la vida misma es un desafío.
sufren pero no se quejan, porque saben que el dolor pasa, el sudor se seca, el cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá:
“La satisfacción de haberlo logrado”
En sus cuerpos hay la misma cantidad de músculos,
y en nuestras venas corre la misma sangre,
lo que nos hace diferentes es nuestro espíritu,
nuestra determinación por llegar a la cima,
una cima a la que no se llega superando a los demás,
sino superándose a uno mismo.

Cucit Analia