Mi regalo de Navidad

Mi regalo de Navidad ha sido el mejor de todos. Familia, amigos y desconocidos ayudándome en una situación que espero no se repita.

Ayer estaba en Lidl comprando, al llegar a la caja sentí taquicardia. Me dio calor, me quité el abrigo. Comencé a tener hormigueos en las piernas…

Gracias al curso de primeros auxilios que hice con @anasansem recordé que me tenía que sentar antes de caerme. Me senté en el suelo, al lado de mi compra que avanzaba en la cinta.
Saqué unas monedas del bolsillo y se las di a un señor: – ¿Me compra una bebida? Estoy descompuesta.

Ahí apareció una chica a la que le debo mucho. Virginia. Estaba cerca, me vio y se puso a mi lado. Comenzó a preguntarme qué me pasaba, me decía que esté tranquila. Me trajo un sándwich y me ayudó con mis cosas que estaban por el suelo. Iba pasando el tiempo y sentía calor, frío…

El hormigueo de piernas y manos se intensificó. Comencé a temblar. Pensé que había comido poco, que se me pasaría. Virginia estuvo hablándome con tranquilidad, con una sonrisa enorme, me ayudó a llamar a mi amigo Claudio para que viniera y a mi marido. Yo pensaba en mis hijos.

Le pedí que llamara a mi amiga Charo y le dijese que fuese a mi casa. Allí estaba su hijo con los míos al cuidado de Claudio, que venía de camino, y de Sebastián. Necesitaba saber que estarían bien, quizás era algo peor.
Virginia seguía conmigo, quitándome los zapatos, dándome de beber. El tiempo pasaba y las cajeras de Lidl, un grupo de gente maravillosa, se iban acercando a ver cómo seguía y si me decidía a llamar a la ambulancia. Yo no quería irme al hospital. Navidad, niños, cena en mi casa, el pescado en el coche. Pero me costaba respirar.

Los posts de @PsicoCharoPoggi venían a mi cabeza. Cuidar al cuidador. No sé permitírmelo. Virginia seguía ahí, echándome aire con algo que usó de abanico. Intentaba tranquilizarme y me decía que me traería un vestido para estar mona en la cena. Tenerla al lado fue todo.

Llegó mi amigo, ya habían llamado al Samur y venían de camino. Sentía que me iba a morir. No podía concentrarme en mí. Recuerdo darle indicaciones para encontrar las tarjetas de discapacidad de mi hijo, los remedios que necesita. Lloraba del miedo. Virginia sonreía con calma.

Me sentaron en una silla, a partir de ahí no recuerdo muy bien. Sé que otra mujer me estuvo hablando y tomando el pulso. Que las cajeras se acercaban y una se quedó conmigo. Llegó el Samur. En la ambulancia me ayudaron a calmar la respiración. Me explicaron que no era grave.

Era una crisis de ansiedad. Que tenía que respirar tranquila, y todos esos síntomas irían desapareciendo.

¿Crisis de ansiedad? ¿yo?
Me preguntaron qué me había pasado. Ahí comencé a entender. Venía de una reunión con las terapeutas de mi hijo. Había llorado, me había enfadado.

Habíamos estado hablando no sólo de su evolución, sino de lo difícil que se lo ponen. Profesores que no empatizan, familias de compañeros que no lo invitan a los cumples, sus ganas de hacer amigos y lo complicado que resulta. Su tristeza por sentirse excluido.
Vivimos con eso.

Pero parece que, a veces, hay una gota que rebasa el vaso. La impotencia y la tristeza que sentí hablando con ellas, la que ellas también sentían porque en @CAT_Iria son incondicionales, aman a sus niños, al mío, y luchan por ayudarlos…fue la gota que colmó un vaso muy grande

De ahí, me fui a Lidl. Y empezó la crisis que duró 2 horas y media, hasta que los médicos de Samur me dejaron ir con mi marido a casa, que esperaba fuera de la ambulancia desconcertado.
El 24 me encuentro con pastillas nuevas en el bolso, temerosa de volver a tener una crisis y que sea estando con mis niños.
Pero también feliz de saber que hay gente como Virginia, a la que estaré eternamente agradecida, al personal de @lidlespana del Ensanche, de @SAMUR_PC y la mujer que se acercó a verme, que desbordan humanidad. Y que soy una afortunada por tener a mis amigos, marido y hermanos pendientes de mí, ayudándome, cuidándome y sobretodo procurando el bienestar de mis hijos para permitirme descansar.

Gracias a todos.
Menos a la gente apática e ignorante que ni se plantea que sus acciones y omisiones generan esto en los demás.

@Criando24/7

Ocultar mostrando

Cuando un o una docente le pide a un orientador/a educativo ”mírame este niño” (y te lo muestra con todo su cariño, cuidado y pre-ocupación), mírame esta niña (y te la muestra), y ahora mírame este otro y otro y otro…

Es un señalar hacia fuera, un mostrar para que “cambien” ese niño o niña, ese él, ella, esos ellos y ellas… Mostrando al otro, al alumnado, queda ocultado el “yo”, porque en realidad no es un “mírame”, sino un “mírale”.

Llevado al extremo hay inicialmente solo una apariencia de voluntad de acción, de cambio, sería un mírale, para que lo miren y vean “otros” (especialistas), para que esté durante el máximo tiempo posible en un lugar diferente a mi aula (segregación), porque tras la creencia del “yo no sé qué hacer”, está el “yo no puedo verle”, pues verle hace cual espejo, que vea mis supuestas faltas de capacidades para con él o ella, mi supuesta propia discapacidad (!). Mi miedo, el miedo, dice Nick Vuyicic, es la máxima discapacidad. En lo más íntimo, no es mírame, es mírale para que no me veas lo que yo aún no acepto que se me vea, lo que yo aún no acepto verme.

Lo habitual en la orientación basada en el modelo médico tradicional (porque también existen otros modelos médicos y visiones de “la enfermedad”), es hacer creer que el Sujeto del diagnóstico y tratamiento, es el alumnado diferente y su diferente comunidad a la que pertenece: gitanos, extranjeros, zonas marginales… Porque son ellos a quienes se les atribuye la necesidad, el problema, el déficit, porque son ellos quienes fallan, quienes no prestan atención y quienes no se adaptan al sistema; parece obvio.

En contraposición, el modelo de orientación educativa sistémica pone como objeto de la intervención, las “situaciones de aprendizaje” que se presentan al alumnado, en ver si éstas dan respuesta a las necesidades de la múltiple diversidad que confluyen realmente en el grupo/aula… Porque es el sistema el que ha de adaptarse a la persona y no, sorprendentemente, la persona al sistema (!!)

Es un modelo mucho más difícil de poner en marcha, porque además de las inercias, es (solo inicialmente) mucho más “duro” en lo personal, ya que pone el foco de la atención y de la intervención, no sobre el otro sino sobre el ”yo” del docente, sobre uno mismo, sobre una misma.

Ante la apariencia de lo supuestamente más fácil, lo malo del ”mírale”, es que ninguna respuesta obtenida “me” servirá en realidad; lo bueno del “mírame” (ante esa realidad que tengo enfrente y con la que ya no me enfrento sino que ahora sí que me abro a contactar), es que me permite encontrar la respuesta, rencontrar el saber, que tampoco está fuera (en el orientador/a), sino dentro de mí, no hay sombra sin luz. La solución ya no es entonces el etiquetaje para el posterior encajonamiento, la ayuda tampoco está en una supuesta buena receta, metodología, ni “actuación educativa de éxito”, sino en mí mismo, en mí misma, no ya por lo que sepa o no, sino por lo que siento, que el otro Es y Soy.

En la conciencia de lo que hay, y de lo que yo mismo/a estoy inevitablemente, reproduciendo o cambiando, es cuando se producen los necesarios procesos de creación personales y luego colectivos (¿o es a la inversa?), que dan lugar a las transformaciones necesarias…

El sistema es uno, todo está unido, no hay partes separadas, por lo que todo ocurre igual y al mismo tiempo en el propio orientador/a y en su acción.

Raúl R. López Reyes

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Otros artículos relacionados:

– “Modelo de Orientación Sistémica para la Inclusión Educativa” en: https://www.facebook.com/219588361577519/photos/a.234168073452881.1073741828.219588361577519/341962679340086/?type=3&theater

– “No hay tantos DIAs como DIEs” en: https://www.facebook.com/219588361577519/photos/pb.219588361577519.-2207520000.1450519344./376806825855671/?type=3&theater

– “Recuperemos el blanco de nuestro objetivo” en: https://www.facebook.com/219588361577519/photos/a.234168073452881.1073741828.219588361577519/431510033718683/?type=3&theater

– “Ser cómplices del niño y no del sistema” en: https://www.facebook.com/219588361577519/photos/pb.219588361577519.-2207520000.1450615062./314451528757868/?type=3&theater

Imagen: Piero Imperiale

Cuatro fotos, un cuerpo.

“Cuatro fotos,
un cuerpo.

Mi cuerpo,
partido en cuatro.

Se lo di a médicos y kinesiólogos.
Se lo di a días de tratamientos dolorosos.
Se lo di a las férulas.
Se lo di al quirófano.
Se lo di al dolor.
Se lo di a todos aquellos que decían que sabían que hacer para cambiar su destino.
Se lo di a mi familia que lo acogió con un amor que no siempre entendí.

Se lo di a las miradas,
se lo di al odio.

Se los di, o quizás me lo robaron.

Resistí.
Con la rabieta incontenible de una niña que teme y con la fortaleza de quien puede reír a carcajadas cuando siente un dolor inmenso.

Todavía resisto.

Me enojé.
Odié que sea visto.
A esos pedazos los culpé.
Les discutí con bronca.
Les rogué en silencio que no se endurecieran, que no se movieran. Y lo hicieron.

Envidié rodillas.
Les pedí a mis piernas estirarse,
a mi mano no doblarse.
A esos músculos acortados, a esos otros sordos, con los cables desconectados,
los llamé caprichosos por no responder.
Rebeldes.

Me creí los discursos de aquellos que dicen tener la verdad,
que ven en el enfermedad.
Ellos que relatan despiadados, uno por uno, todos los aspectos que según algún libro están mal.
Escuché todas y cada una de las palabras que se apropiaban de mi cuerpo.
Y me enojé mucho.

Con los ojos de otros, me vi deforme.

Y hoy, intentando transformar esas partes en arte,
les pido perdón.
Por no ver belleza,
por no saber comprender la rebeldía,
que carga la forma de las partes deformes.
Por no saber cargar su libertad,
y ser carcelera de la hegemonía.

A mi cuerpo hoy,
lo proclamo mío.
Escribiré en cada centímetro de mi piel, política.
El privilegio temblará.
Mi cuerpo habitará lugares prohibidos.
Encarnará el deseo.
Bailará imposibles.
Besará experiencias.
Ya no vestirá vergüenza.

Mi cuerpo,
será visto.
Será tu incomodidad,
será tu cuestionamiento.
Será libre y diverso.
Será deforme y mío.”

Gianna Mastrolinardo (Córdoba; Argentina)
@plumalibree (instragram)

Muchas gracias, Marta Ateak. Un abrazo enorme.

La pobreza existe. Y va a clase

Cruz @CruzDiez :

“Os voy a contar una cosa que me ha pasado hoy en clase y que de antemano os digo que no os vais a creer. Estábamos trabajando con el workbook y un alumno no lo tenía. No lo tiene desde que empezó el curso porque su familia no tiene recursos, así que hoy ya he decidido pasar de todo y darle uno del departamento. Al final de clase me lo ha devuelto porque pensaba que se lo había dado sólo para hoy y entonces le he dicho que no, que se lo quedara, que era para él, que le pusiera su nombre y ya. Entonces me ha mirado ojiplático y me ha dicho que no podía aceptar eso. “¿Cómo que no? Que lo necesitas”, le he dicho no entendiendo bien su reacción y entonces ha pasado lo increíble. Se ha quedado mirando el workbook como si fuera un objeto de otro planeta y me ha dicho:
“Es el primer regalo que me hacen en mi vida. Nunca me había sentido así.” Ahora la ojiplática era yo. “Pero hombre, en tu cumple te habrán hecho regalos.” Y me ha dicho que no, porque su familia no tiene dinero, y que si él necesita algo, pues se lo compran, pero regalos no le hacen. Y os juro que su cara no mentía. Sus ojos, su mirada y su sonrisa mirando el workbook me han dejado claro que decían la verdad. Y yo me he sentido tan mal conmigo misma y tan triste. El primer niño en 15 años que veo feliz mirando un workbook, su primer regalo.
La pobreza existe. Y va a clase.”

Un pan en la cabeza

Buenos días, ¿qué tal? Estarás trabajando, dormido, de viaje, paseando y haciendo cualquier cosa pero seguro que aún no has comprado el pan para hoy…
Te invito a que cuando lo hagas, en el corto o largo camino hasta llegar a tu casa, te lo pongas en la cabeza y hagas tu vida normal durante ese rato. Que cuando alguien te salude contestes con el pan en la cabeza, que si te paras a por unas cervecitas te las tomes como si ese pan en la cabeza no pudiese despegarse, que si de paso te encuentras a un amigo hables con él como si no lo tuvieses. Y sobre todo, quiero que observes esas miradas que atraviesan, esas risas o ese desprecio que puede hacer el tener un pan en la cabeza.
Cuando llegues a el lugar donde vayas a comer, quítalo y reflexiona por un solo momento: ¿cuántas personas hacen su vida y pasan por todas esas situaciones todos y cada uno de sus días y en todos los sitios a los que van?
Qué jodido, ¿verdad?

Cambiemos esa mirada, muchas personas sufren por parecer que llevan ese pan en la cabeza. Personas que están hartas de esas miradas que tanto duelen. ¡Hasta las pelotas!
Qué aproveche vuestra comida y también las cervezas.
Abrazos

#UnPanEnLaCabeza
#PorUnaMiradaAmable
#TodosSomosResponsables
#HastaLasPelotas

Una iniciativa de Cappaces
https://www.google.com/amp/s/cappaces.com/2019/12/03/un-pan-en-la-cabeza/amp/

Ahh, ¡se me olvidaba! Si has comprendido todo esto no te olvides hacerte una foto, poner el enlace de arriba, #UnPanEnLaCabeza y compartirlo por todos sitios.

Muchas gracias por escucharme.

Belén Jurado

Un niño, un libro y un lápiz


Todos los niños van cargados con su mochilas al cole, llenos de libros, cuadernos y de estuches.

Mi hija también va cargada con su mochila, porque todos los días se la lleno de corazones.

Mi hija no tiene libros, ni cuadernos, ni estuche y sólo porque es una niña de NEE.

Un niño, un libro y un lápiz

¡Esta NO es la educación que quiero!.

Teresa Rodríguez ( Madre con todos los deberes y obligaciones pero SIN derecho a una educación de calidad e inclusiva para su hija, en el que el sistema la obliga a permanecer )

Mi jardín

¡Siempre escribo sobre mi jardín!

Cómo es la naturaleza… La diversidad está en cada rincón, cómo hay algunas plantas que son más fuertes que otras y avanzan intentando ahogar a las más indefensas. Ahí intervengo yo, y las cambio de lugar para que puedan desarrollarse libremente sin que sean opacadas, y sin ninguna duda terminarían muriéndose o no dando más flores. También lucho contra las plagas, que actúan sobre las más débiles, esos brotes chiquitos que quieren ser e intentan no dejarlos ser. Ahí agarro mi pulverizador y pensando en otras cosas…empiezo con el agua jabonosa y les digo: ¡acá no…acá no! En el jardín logro que convivan respetándose unas a otras, les puedo hacer entender, que para mí, cada una tiene su importancia. Las que son fuertes necesitan menos ayuda, y hay otras que sí o sí, tengo que estar al lado más seguido…

Y acá están…las miro y están todas contentas floreciendoalgunas, otras todavía no, porque necesitan más calorcito, pero yo feliz con mi jardín… Y eso me gustaría que se viera y viviera afuera…

Beatriz Videla