Creo que lo más difícil del confinamiento ha sido no poder viajar para ver a mi hermano. Nunca habíamos estado separados por tanto tiempo. Hoy me ha escrito, diciéndome que quisiera tener alas para venir conmigo y con mis hijos. Y a mí se me remueven las entrañas por la nostalgia.
Las videollamadas, aunque diarias, no sustituyen sus abrazos. Esos que independientemente de cómo me pueda sentir, me calman, me dan paz. Esos que nunca me han juzgado. Esos que me hacen sentirme amada tal y como soy, y que espero de mi parte le transmitan lo orgullosa que estoy de él y lo mucho que también lo amo.
Extraño también sus chistes sarcásticos, que el 90% de las veces hace a mis costillas 🤨 Extraño su risa fuerte y desparpajada.
Y me pongo a pensar en cómo es posible que alguien se atreva a tratar a mi hermano como un ser inferior, con bases tan estúpidas y aberrantes como un test que “mide la inteligencia”.
Cuántos hay que van por ahí presumiendo su “magno intelecto” que de nada vale si no hay una pizca de humanidad en ellos. Si nada saben del amor, de la ternura, de la empatía, del respeto, de la congruencia en el decir y el hacer. Cosas en las cuales mi hermano es diestro.
Para mí, tiene un valor mil veces más grande este pequeño pero sincero mensaje, que todas las enciclopedias del mundo.
Porque es franco, porque es auténtico. Porque lo escribe de corazón una de las personas que más quiero. Mi amado hermano.
Mi Lucas 💚💚
Ali García Canizalez