Todos somos responsables

Necesitamos personas referentes para animar y animarse a educar. No es fácil, ni cómodo. Requiere tiempo, paciencia, esfuerzo y sentido común. Y humildad.
Todo un reto en los tiempos que corren tan escasos de tiempo, tan impacientes, tan poco dados al esfuerzo, con muy poco sentido y escasamente humildes.

Dibujo de Lucía Redondo

Pero las necesitamos, porque hay muchos chicos y chicas que lo requieren, porque no tenemos el derecho de desvincularnos de lo que hacemos a los demás; y porque no somos dueños de la vida, en todo caso herederos y responsables.

Jose Manuel de Oña

COMO TODOS Y CON TODOS… DESDE AYER

Ayer mi hijo no votó, no participó en unas elecciones que también determinarán su futuro. Y no lo hizo sencillamente porque algunas personas solo pueden depositar su voto fuera de las urnas, en las manos de otras personas… Pero desde ayer todos ellos tienen derecho a votar.

Y aunque ayer mi hijo no votó sentí una especial emoción; ayer fue uno de esos días que pasarán a la Historia, porque por primera vez en la historia de muchas personas a las que una incapacitación judicial por razón de su discapacidad les negaba un derecho civil tan personalísimo como votar, han podido ejercer su derecho.

Acostumbrada como estaba desde que mi hijo alcanzó la mayoría de edad a que su nombre no apareciera en el censo electoral, siempre me provocaba una íntima tristeza. Y verlo por primera vez junto a los demás miembros de la familia fue como un soplo de justicia, constatar la visibilidad de su dignidad.

Por eso ayer ejercí mi derecho al voto con la misma consciencia y responsabilidad de siempre, y con un especial respeto y alegría de vivir el histórico momento en que un derecho civil se imprime -espero que para siempre- en el ideario de dignidad que ha de regir los principios de la Humanidad.

Ayer sentí una especial emoción al depositar mi voto, sabiendo que miles de personas con diversidad funcional han sentido su dignidad restaurada, se han sentido reconocidos al fin como ciudadanos de pleno derecho.

Ayer mi hijo no votó… ¡Pero tiene el derecho!

(Comparto dos momentos emocionantes del día de ayer: Raúl, acompañado de su madre, Concha Casasnovas y Rubén, acompañado de su padre, Alejandro Calleja. Ambos votaron ayer por primera vez).

María Luisa Fernández – La mirada de Ángel

¿Evaluar o valorar?

“Tienes quince años, a punto de cumplir dieciséis, una barba incipiente y muchos otros signos propios de un adolescente. No veo, sin embargo, ningún gesto de rebeldía propio también de tu edad.
No importa cuáles sean las materias a las que te enfrentas en cada curso, para otros niños la dificultad está en las matemáticas o la lengua, para ti el reto es, entre otros muchos, llegar a dominar esos dedos temblorosos que a ratos se vuelven ajenos, incontrolables. Todavía recuerdo la primera vez que te puse frente a la taza del desayuno. Sujetabas concentrado y con cierta tensión la cuchara, mientras tu padre y yo contemplábamos la escena, mimetizados contigo y satisfechos de tu trabajado logro. Me recuerdo a mí misma conteniendo la respiración mientras llevabas la cuchara a la boca. Hubo un gesto muy tierno, cuando te resbaló un poco de leche de la boca y, como si de un proceso muy ensayado se tratara, la recogiste con total naturalidad con la cuchara. Primero creímos que sería casualidad pero lo tenías tan ensayado que repetías el gesto casi tras cada cucharada como si pretendieras mostrarnos que aquello para ti, aun siendo fruto de muchas horas de trabajo, era pan comido. De sobresaliente se podría calificar aquel examen, Ángel, como para no sentirse orgullosos de un hijo como tú. Sabemos que te ha costado un gran esfuerzo llegar hasta donde estás y siento verdadera admiración por tu fortaleza, por los grandes obstáculos que has tenido que salvar. Y no seré yo quien ponga techo a tus expectativas. No sé hasta dónde llegará tu nivel de autonomía pero ahí estaremos tu padre y yo intentando controlar esta tendencia a la protección que limitaría tu derecho a alcanzar las metas que te pertenecen. Te quiero, campeón.” Del libro La Mirada De Ángel

Esta escena se sigue repitiendo día a día en mi casa, me refiero al esfuerzo de mi hijo por mejorar su autonomía. Ahora que ya es adulto incluso me atrevería a decir que nuestro objetivo es lograr que las habilidades adquiridas no se pierdan. Es una lucha constante entre el esfuerzo que tanto le ha costado llegar hasta aquí y el paso del tiempo que inevitablemente ejerce resistencia.

Imagen de Paula Verde

Le escribía esta carta a Ángel en su adolescencia. Y hoy la comparto porque se aproximan los días que todos asociamos a evaluaciones, calificaciones, valoraciones… Y, claro, siempre me asalta la misma pregunta, la misma inquietud: ¿cómo evaluar, cómo valorar capacidades que desde un punto de vista productivo nadie va a destacar? Porque hay capacidades que cuesta ver pero están ahí, personas que no se pegan el atracón del día para superar un examen, ellas sencillamente viven en un permanente examen que nadie valora…
Su reto está en esa taza del desayuno, ante ese autobús, ese metro que se abren para otros pero no para ellos, ante el cole que no cuenta con él, ese trabajo que nunca tendrá, ese destino de vacaciones que no contempla sus necesidades… En fin, ante esa enorme secuencia de barreras insalvables que apabullarían a cualquier tribunal y al más brillante de los alumnos; un examen que solo la paciencia y el talante de mi hijo logran superar. Pero, claro, los cuestionarios de evaluación no los hacen las personas con diversidad, ellos solo tienen el deber de adaptarse a los que la norma y la costumbre elaboran para ellos. ¡Ya se sabe!, ADAPTARSE es la palabra clave.
Pero siempre es mi hijo, siempre soy yo quien se adapta… ¿Para cúando una sociedad que valore las diferencias, que se adapte a ellas? ¿Para cúando una sociedad más justa, más humana?

María Luisa Fernández

Seguro que conoces a alguien así

Están, hacen, luchan, y nos convierten a todos en mejores personas. No salen en las noticias, no interesan, no ofrecen morbo; pero les debemos mucho. Seguro que conoces a alguien así.
¡Ojalá todos fuéramos de este tipo de personas! De esas que construyen, ofrecen, facilitan y nos dan a diario lecciones de vida, en todos los ámbitos.

Jose Manuel de Oña

Los locos no son asesinos

Oigo una y otra vez como nos llamáis asesinos, peligrosos, violentos, a los mal llamados enfermos mentales (no creo en los diagnósticos), extendiendo esa idea a todos nosotros, cuando son una pequeña y ridícula minoría. Sí que habrá locos violentos igual que hay entre los que supuestamente están cuerdos; la mayoría de violadores y asesinos no están diagnosticados de ninguna enfermedad mental (mirar estadísticas). Recordad que los llamados locos aman y sueñan y saben querer y cuidar y respetar y consolar y reír y compartir y apreciar y luchamos cada día con nuestros miedos y por superar grandísimos dolores que vienen del alma y tenemos muchos compañeros que se fueron por no soportar más. A enloquecer se llega después de muchísimo dolor, después de arrastrar muchas noches de insomnio y desengaños y muchos golpes en el corazón, habría que rastrear la vida del llamado enfermo mental para analizar qué sufrimiento tan grande le ha hecho pasar al otro lado; la locura. No penséis que el loco es un objeto que ni siente ni padece sino que el loco huye del mundo compartido mentalmente porque no puede soportar más el peso de éste. No caigáis en el error de pensar que el loco no sufre; la locura es muy dolorosa y el loco NO NACE sino que lo crea este mundo terrible y absolutamente, este sí, enfermo.

Así que menos cuestionar a los llamados enfermos mentales y achacarles violencias y cosas terribles y pedir más responsabilidad a esta sociedad estructuralmente desquiciada.

Princesa Inca

Yo creía que el autismo era malo, ahora sé que no

Hay muchas veces que algunas palabras llenan de sentido el trabajo que realizas y también van directas al corazón. En tiempos duros, te paras a pensar si realmente tu trabajo merece la pena y esto mismo era algo que yo preguntaba ayer en una publicación:

Hoy, Lucía y yo, damos las gracias a todas las personas que nos leen, hacen comentarios y están ahí de alguna manera.
Nos gustaría saber qué es lo que habéis aprendido con nosotras y si os ha hecho cambiar vuestra opinión en determinadados aspectos de vuestra vida nuestras aportaciones.

Muchas gracias

Obtuve muchas respuestas preciosas que reafirmaron que sí, que se debe seguir pero hubo una que no pudo ser más bonita ni más sincera. Mentiría si dijera que no me emocioné al leerla. Sobre todo me llamó la atención cuando Laura decía:

“Yo creía que el autismo era malo, ahora sé que no”

Le pedí que me dejara compartir en este pequeño proyecto su respuesta y aceptó. Es todo un honor poder compartirla con todos vosotros.

Imagen de Paula Verde

Dice así:

“Belén, me has dado esperanza. A veces voy caminando por la calle, y me acuerdo de Lucía que sigue pintando con entusiasmo.

Vos/Tú Belén, has mostrado que un interés restringido es motivación, es algo bueno. Antes, yo sentía que no era bueno eso en mí, cuando no puedo parar de hacer o hablar solamente de lo que me interesa. Y llegó un punto, que me daba culpa ser así. Porque el entorno siempre me hacía sentir que estar haciendo matemáticas en mi cuaderno o en mi computadora, hasta cuando nos íbamos a la casa de mis abuelos en el verano, yo partía con mi computadora (1999, eran PC de escritorio). Y seguía programando algoritmos, y seguía con unos temas de aritmética o geometría. A mi me gustaba abrir la ventana y ver los árboles del campo, sentir el aroma de las plantas verdes, y escuchar el canto de los pájaros, mientras estaba sentada en mi escritorio. Siempre venían visitas, y en la galería estaban todos conversando, a mí me gustaba, oír de lejos que estaban, yo seguía con mis cuadernos de la universidad tratando de demostrar un teorema. Suspendía la matemática y la programación, sólo para tocar una flauta en soledad. Si jugaban con naipes, participaba. Bueno, podría seguir relatando. El tema es que me daba culpa ser así. Tuve la desgracia de ir a psicólogas psicoanalistas que nunca se dieron cuenta que tengo autismo. Y más me sentía obligada a ser como no soy, a ser normal, a estandarizarme. Pasaron más de 30 años así, llegó un punto que empecé a obligarme a no ser yo misma y eso me fue apagando, hasta caer en depresión. Para colmo, vas creciendo y se va tornando más complejo lo social.

Hace dos años, me llamó la atención una página, un blog que se llama La Habitación de Lucía. Esos relatos que escribías Belén, me llamaron la atención, me sentía tan identificada, y me sorprendía que una mamá valorice tanto el interés restringido de su hija. Yo estaba tras el diagnóstico de mi hijo, no del mío, y desconocía todo del Autismo.

Gracias a tus publicaciones de las flores de Lucía que tanto me gustaban, veía que publicabas sobre un tal Nacho. Hasta que un día veo que tenían un libro en la mano, y digo, parece que es un escritor. Busco en Google, y descubro que hablaba de educación e inclusión.

Tampoco sabía que era la inclusión, ni la diversidad. Hasta ese momento, yo pensaba que ser diferente era algo malo.

Me costó un año entero, estar de acuerdo con Nacho. Al principio me parecía un espanto lo que planteaba. Así, descubrí otro blog Mi mirada te hace grande. Y vos y Paula, se convirtieron en mis lecturas y fotos preferidas, aunque no llegaba a entenderlas. Después descubrí La mirada de Angel, y una amiga me dijo si había leído a Coral Elizondo. Busqué, y ahí empecé a entender a Nacho.

Fue un proceso de más de un año, entender y aceptar lo que proponía Nacho sobre inclusión educativa.

Paralelamente transcurría mi vida, y me angustiaba mucho ver que mi hijo no interactuaba con sus compañeros en la escuela, no jugaba con ellos, nisiquiera hacía rodar autos en el aula, simplemente los veía. Pasaban los años, y mi hijo seguía sin hablar, nisiquiera decía mamá.

Cómo iba a hacer… Era desesperante, mi hijo tenía más de cuatro años cuando empecé a leer tus textos Belén, y ver tus fotos.

Y vos, lograste transmitir esa parte “no académica”, junto con Paula, ustedes me siguen traduciendo todos esos conceptos revolucionarios de la inclusión a mi lenguaje visual. Ustedes le ponen realidad concreta a lo que dice Nacho y Coral.

Ustedes, ponen la parte descriptiva y visual que completa, que me traduce para mí.

La gente suele tener prejuicios sobre los autistas que podemos hablar, creen que eso nos deja en mejor posibilidad. Mi hijo tiene Autismo y casi no habla, apenas unos balbuceos. Tampoco señala, aunque ya aprendió a señalar con el dedo. La gente suele tener el prejuicio de que no saben muchas cosas, y ya confirmé que sí las saben, sólo que demuestran de otra forma.

Y si partimos de sus formas particulares, si aprendo primero el lenguaje de él, puede aprender el mío. Así, ya está comunicandose mejor, hasta está aprendiendo a escribir y leer, y de a poco se va animando a poner los sonidos de las palabras.

Di toda una vuelta, típica de mí, que para decir algo, digo un montón de palabras que llevan a pensar otra cosa a las personas.

Lo importante, es que ahora veo mi propio Autismo distinto. Ahora ya no siento que está mal. Ahora veo que puedo aprender a socializar. Y tantos aspectos de la vida diaria que para la gente estándar es obvio, para mi no.

Y también puedo ayudar a mi hijo, lo más importante.

Sólo agradecerte Belén tu generosidad y tu tiempo en escribir sobre Lucía.”

Laura Dillon

Tengo que dar las gracias a Basilisa, a mis compañeros de viaje, a los “Radicales Desadaptados”, a mi familia, a todos las personas que creen en nosotras y por supuesto a Laura por ese mensaje tan potente y esperanzador.

Gracias de corazón. Si tú lo dices, será.

Belén Jurado

Intervención de Susana Fajardo ante la Comisión de Educación de la Asamblea de Extremadura

Fantástica y valiente intervención de la compañera y amiga Susana ante la Comisión de Educación de la Asamblea de Extremadura (a partir del minuto 7’):

Intervención

«En la sociedad en que vivimos lo que no se mide, no existe, y no se puede mejorar, por tanto. Y por desgracia, nos hemos acostumbrado a no medir y a no valorar la atención que recibe el alumnado con diversidad. Hemos dado por sentado demasiadas cosas y hemos permitido durante demasiado tiempo que la voluntad de las personas y la suerte determinen los aprendizajes, la atención y la participación de las personas con discapacidad. Es la hora de hacerse las preguntas adecuadas, es la hora de cuestionar el sistema y de cuestionarnos a nosotros mismos.»

(Susana Fajardo Bautista)

El peligro que representan las imágenes desde la moderna cueva de Platón

Comenta el filósofo y crítico de arte, Danto, A, que “siempre me ha transmitido una cierta inspiración filosófica el trabajo de Jasper Johns [autor de la imagen], especialmente por la explotación que hace de una clase de imágenes que se convierten, de manera inmediata, en lo que representan y que, consiguientemente, conllevan el borrado de la línea encargada de separar la realidad y su representación. Una imagen de un número, por ejemplo, es un número, como una imagen de un mapa es un mapa. No se puede representar debidamente la realidad sin reproducirla”.

El peligro está en obcecamos en querer representar lo que la persona es, a través de lo que no es, confundiendo, y lo que es peor, creando la línea mental y social que la separará partiéndole su unidad y separándola de nuestra realidad. Así:

Una nota, una calificación, no es un niño, ni siquiera una mínima parte de un niño, ni le califica (aunque con ella le califiquen y clasifiquen); no es un valor, es sólo un número (seguro de sí mismo, el número, sólo cuando está ordenado con sus nueve otros compañeros en su base diez).

Un resultado de un test psicométrico es sólo un resultado de un test psicométrico que pretenciosa y endogámicamente cree atestiguar lo que cree testear; no es un punto o puerto de partida real o peor, un anclaje que ancla, es sólo un número (que se sentiría sólo y asustado, ese número, si no le mantuvieran dentro del cobijo de la moderna cueva de Platón donde vive: su Campana de Gauss).

Y un informe es sólo eso, un informe (“uni(n)forme”), normal-mente todo para los y las de ideas uni-normales; pero es sólo la descripción de, al final sólo los números de un instante (puntuaciones de tests vinculados al observador que se sabe que siempre modifica lo observado) en los que se basa: realmente, nada.

G. Corell, M José, nos alerta de no caer en la falacia de la imagen descrita: “al igual que el mapa no es el territorio, un informe no es un niño o niña”, porque Calvo Muñoz, Carlos, parafraseando a Borges, en “la educación prohibida” nos anticipa el trágico desenlace: “el mapa termina desplazando al territorio”.

El peligro está en creer que captamos (capturamos) con una imagen (de dos dimensiones) la realidad de una persona, que es mucho más que cualquiera de sus múltiples y además cambiantes imágenes (de no sé cuántas dimensiones, pero entre ellas: la social).

Raúl R. López Reyes

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Fuente de la citas:

Calvo Muñoz, Carlos en: German Doin (2012). La Educación Prohibida. Recuperable en https://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc

Danto, A en: Bisbe de la Fuente, Luis (2015). Estrategias objetuales al margen de la representación. Hacia una experiencia artística emancipada y expandida. https://studylib.es/doc/4493432/estrategias-objetuales-al-margen-de-la-representaci%C3%B3n.-hacia

G. Corell, M. José (2018). Página de Facebook. https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10204817776000898&set=pb.1733512924.-2207520000.1554026669.&type=3&theater

Imagen: Obra de Jasper Johns

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